lunes, 6 de septiembre de 2010

Temprano en el aeropuerto



Era muy temprano, el aeropuerto estaba lleno de gente, amigos, socios,  parejas, familias y uno que otro que se aventuraba a viajar e irse solo.

Llevaban casi dos horas ahí, porque así lo pedía la aerolínea para cualquier cosa que se pudiera presentar con el pase de abordar. Daniel y Víctor estaban sentados viendo a la gente pasar.

-¿No va a venir verdad?-pregunto Víctor mientras veía a un par de amigas pasar riéndose.

-No te preocupes por eso wey, la neta ya te vas, no esperabas seguir andando con ella cuando estuvieras allá, ¿o sí?

-La verdad no, pero igual duele, ¿no crees?

Una voz llamaba a abordar a todos los pasajeros con destino a Monterrey, algunas personas cerca de ellos se levantaron y se despidieron, algunos con lágrimas, otros con risas, y otros simplemente se fueron sin decir nada.

-¿Va retrasado no?-pregunto Daniel.

-Se suponía que salía hace 20 minutos, pero no es la gran cosa, no es que me muera por irme.

-Vamos Vic, no tienes por qué sentirte mal, en unas horas estarás llegando a Inglaterra, imagínate, frio, mujeres y fútbol de calidad-dijo el mirando al horizonte- ¡Estás seguro de que no quieres que vaya contigo!

Se rieron los dos, y en eso llamo la voz para abordar a Ciudad de México.

-Creo que ese eres tú Vic-dijo el padre que estaba sentado atrás de ellos,- ese es tu avión.

Se levantaron y se dirigieron a la zona para entrar a la zona de abordar.

-Bueno, creo que es momento de decir adiós.-dijo la mamá con un poco de lágrimas en los ojos.

Víctor se despidió lentamente de todos, esperando el momento en el que ella entrara corriendo diciéndole que lo va a extrañar, y que no se vaya, que tiene que quedarse para terminar juntos la escuela, y buscar trabajo juntos; pero no fue así. Trato de alargar lo más que pudo esos minutos.

Se despidió de su mamá quien lloro, de su papá que se despidió con palabras cortas y de su hermana, después se acercó a Daniel.

-Carnal, nos vemos en un año.-Dijo mientras le daba un abrazo-Cuídala de mi parte por favor.

-Ya sabes Vic, cuando quieras.

Entrego su pase y camino, volteo para atrás muchas veces, hacía la puerta con la ilusión de verla entrar, pero no fue así, y aún dentro del avión, esperaba que ella llegara a sentarse con él.

viernes, 13 de agosto de 2010

Mañana a las 7

-Es algo tarde, ¿no crees?-dijo ella aún con la cabeza recargada en el hombro de él.

-Me parece que sí-dijo el con la mirada perdida en la blanca luna que se alzaba encima de ellos, totalmente llena y con una limpia y fuerte luz blanca.

Se quedaron unos minutos más contemplando el paisaje. El pasto se veía ligeramente iluminado por la luz de la luna, sin embargo era capaz de quitarle a la luna todo el brillo que ofrecía en la noche. La luz era tan fuerte que incluso se proyectaban un par de sombras, una chica con el cabello corto que recargaba su cabeza en el hombre de un chico un poco más alto.

-Me gusta la luz de la Luna-dijo ella sin quitar los ojos del horizonte.

-¿Por qué?

-Se me hace tan pura y tan limpia, como si no tuviera ninguna suciedad y simplemente se nos fuera regalada.

Dejaron pasar el tiempo, y después ella se levantó, el hizo lo mismo y empezaron a caminar.

-Sabes-dijo ella agarrándole la mano-te voy a extrañar.

-Un año se pasa más rápido de lo que imaginas.

-Un año es suficiente para que pase cualquier cosa.

Siguieron caminando. Y llegaron al carro, él le abrió la puerta para que se subiera, la cerró y se subió de su lado. El transcurso de regreso fue silencioso, con solo la música para llenar el silencio que había entre los dos.

Llegaron a una casa, el carro se detuvo.

-¿Vas a ir mañana a despedirme al aeropuerto?-pregunto él, mientras apagaba el carro.

-Sabes que no me gustan las despedidas-dijo ella esquivando sus miradas.

-Pero esta es una que me haría sentir mejor.-Ella dudó un poco, se mordió ligeramente el labio inferior.-Mañana a las 7, en el aeropuerto.

-Lo pensare, pero no te prometo nada.

Antes de bajarse lo beso, le dio un abrazo y abrió la puerta.

-Te voy a extrañar.

Se bajó y cerró la puerta.

jueves, 12 de agosto de 2010

Pasto y cielo

Ella sujeto su mano; frente a ellos se extendía un tapete verde que se unía en el horizonte con el cielo de un azul más fuerte de lo normal, que se veía invadido por pocas nubes en su parte más alta.

-No quiero que nunca me dejes, ¿Ok?-dijo ella apretando su mano.

-Nunca es mucho tiempo.-Dijo él mirando el horizonte sin voltearla a ver.

-¿A qué te refieres con eso?

-Solo digo que "nunca" abarca mucho tiempo, en algún momento nos vamos a separar...

-¿Quieres decir que no crees que esto vaya a durar?

-¿No me digas que tú sí?

-No, pero por lo menos no te lo digo.

Un ligero sollozo salió de su boca mientras le soltaba la mano y se levantaba para irse, secándose las lágrimas con el antebrazo.

Él se quedó mirando el horizonte analizando el punto exacto donde el verde del pasto se unía con lo azul del cielo.

Los pasos de ella fueron amortiguados por el pasto, pero aun así creaban un ligero sonido. Un sonido que el seguía con mucha atención.

-¿No piensas decir nada?-pregunto ella desde lejos.

-¿Para qué? Solo te diría lo que ya sabes.

-Pero vale la pena decirlo.

-No si lo dices muchas veces

-¿Qué te pasa hoy?

-Simplemente tengo muchas cosas en la cabeza.

-¿Por qué no te olvidas de ellas por un momento?

-Porque tú te fuiste.

Ella se acercó y se sentó a su lado, recargo en su hombro y le dio un beso en la mejilla.

-¿Qué piensas ahora?-él sonrió.

-Sabes que no puedo pensar nada cuando me das un beso.